domingo, 24 de junio de 2018

Vino Mercenario de Iago y una breve historia de Galeano


Fazenda Agrícola Augalevada

Hace un tiempo, caminando me encontré con la madre de Iago Garrido y me dijo que este hijo mío con esta pasión de hacer vino ha escogido un camino muy difícil, el podría vivir mejor, pero igual  nosotros la familia le brindamos todo nuestro apoyo.

*Fragmento del Libro Espejos de Eduardo Galeano.

Mercenarios

Ahora se llaman contratistas.
En Italia, hace siglos, se llamaban condottieri. Se alquilaban para matar, y condotta era el nombre del contrato.

Paolo Ucello pinto a estos guerreros, tan elegantemente vestidos y graciosamente movidos que sus cuadros más parecen desfiles de modas que sangrientas batallas.

Pero los condottieri eran hombres de pelo en pecho, que no tenían miedo a nada, salvo a la paz.

En sus años mozos, el duque Francesco Sforza había sido del oficio, y no lo olvidaba.

Una tarde, paseaba el duque por los alrededores de Milán, cuando desde lo alto del caballo arrojó una moneda a un mendigo.

El mendigo le deseó lo mejor:
Que la paz sea contigo.
¿La paz?
Un golpe de espada le voló la moneda de la mano.

Iago Garrido es un ser  inquieto, que no duda en enterrar una tinaja en el medio de su finca y llenarla de uvas, ni vendimiar un mes antes que sus vecinos, quizás Iago sea como el duque de la historia de Galeano, no le tiene miedo a nada sólo a la paz, por eso es cultivador de uvas.

Mercenario blanco 2016, enhorabuena mercenario.

lunes, 23 de abril de 2018

Vinos...Tecnología & Alma.

x Fragmento de charla y cata en IES  O Ribeiro Ribadavía.
La destreza de transformar las uvas en vino tiene infinidad de interpretaciones, con historias  de seres muy desiguales que se entrecruzan con un mismo fin que es poder elaborar el mejor vino del mundo.

Ejemplos que parecen de dos mundos, en Samaniego Rioja  tiene su bodega Fernando Remírez de Ganuza, es conocido  por la calidad de sus vinos y por ser el bodeguero inventor. Está convencido que para  hacer un gran vino hay que crear una  buena uva, para ello utiliza todos los medios tanto tecnológicos como científicos. La otra cara es el belga Frank Cornelissen que se estableció en el valle del Etna Sicilia convencido que podía elaborar el vino más natural del mundo, con la mínima  intervención humana.

Fernando Remírez de Ganuza  crea su bodega en el año 1989  en la localidad de Samaniego Rioja Alavesa España,  seguro de sí mismo innovador rompedor de moldes,  conocedor de la climatología y cartometría, como nadie en la Rioja. Tanto es su saber que colabora con la familia Rothschild & Vega Sicilia en la compra de fincas para llevar acabó su proyecto Macán.
Fernado Remirez de Ganuza.
Para hacer un gran vino primero hay que crear una buena uva.
Fernando está convencido que su bodega es la que más medios pone en el mundo para elaborar vinos, tiene 104 hectáreas de las que  solo utiliza la mitad, 3 enólogos en plantilla, sus inquietudes son innumerables tanto en el viñedo como en la bodega, durante el invierno retira la corteza a las cepas y las cepillas para evitar enfermedades. En la Separación de los racimos, con los hombros elabora sus vinos de guarda y con las puntas lo vinos jóvenes.

Una de sus obsesiones es no maltratar las uvas. Para ello inventó una bolsa de membrana que se llena de agua para un prensado suave. Además dispone de una maquina donde lava las uvas con su propio mosto. Y ha patentado una docena de fermentadores en la búsqueda de elaborar un vino como es “Fernando Remírez de Ganuza Gran Reserva 2004” del que obtuvo 100 puntos en la guía  de Robert Parker.

Frank Cornilessen, considerado el héroe del vino natural, recorrió el mundo buscado un lugar para hacer el vino más natural del planeta. En el año 2001 funda su bodega a los pies del valle del Etna, en Sicilia Italia. Su primera elaboración fueron 500 botellas que fermentaron en ánforas enterradas sobre roca volcánica. Antes de que llegara al Monte Etna, los vinos de la región se vendían a granel y carecían de prestigio.


Frank Cornilessen.
La Naturaleza no tiene ningún interés en crear vino.
Frank  es autodidacta, no es enólogo, no cree en ningún método, sólo cree en la diversidad, y en la autogestión de la naturaleza y las vives. Después de una década trabajando en la búsqueda del vino más natural del mundo, entendió que la naturaleza no tiene ningún interés en crear vino y que sin la intervención humana no es posible producir vino. Frank va mucho más allá recalcando que el hombre nunca podrá comprender la complejidad de la naturaleza, ya que somos una pequeña parte del complejo mundo.

domingo, 4 de febrero de 2018

José Puga

José Puga. Bodega Valdepuga. Puga, Toén
José Puga, de 72 años de edad, de trato antiguo y voz suave. Mientras recorremos sus viñedos, me dice: "esta finca fue la primera que planté, debe tener más de 25 años, creo que ahora está en su mejor momento, se puede hacer  un gran vino.´

Me cuenta que continúa plantando y que ahora acaba de comprar una pequeña parcela que está preparando, y me dice que es consciente que por sus años, no va a ver sus frutos, pero piensa que quedara ahí y enfatiza"este lugar lo es todo para mi, me gusta estar aquí,me siento bien."

José, conoce  muy bien el Ribeiro, por su profesión ha estado, toda su vida muy relacionado con esta región. Comercializó su primer vino Valdepuga en el año 1998. 

Interpretamos  el vino de manera muy diferente, algo que no es un obstáculo para que hablemos de vinos, todo lo contrario, me gusta hablar con él, es admirable su vitalidad y la devoción que tiene por tener su vino en el mercado y sus fincas cultivadas.

miércoles, 17 de enero de 2018

Don Renzo Viñatero del Río

Isla Paulino,  lugar donde los caminos son de agua y la tierra es  zarandeada  por el oleaje, sus  parras escalan hasta muy alto para ver el río, sus habitantes son  gente  acostumbrada a remar a contracorriente, con historias mínimas que transforman y engrandecen su territorio, como la del  místico viñatero Renzo Ruscitti .

Renzo Ruscitti  nació en Italia en el año 1949  con apenas 2 años de edad desembarcó con su familia en el puerto de Buenos Aires, su padre había alquilado una pequeña  finca con una casa  en la Isla Paulino, localidad de Berisso,  lugar en el que  se crió y  de donde se siente orgulloso de pertenecer.
Don Renzo cultiva unas 6.000 parras de las variedades  Isabella Blanca, Tinta y Niagara. Comercializa sus vinos con el nombre de “Don Renzo” siendo   uno de los  referentes de la isla Paulino.  Protagonista del documental  “Olvidados del Río”  donde se narra el día a día de los viñateros de la costa. Cuando describe su isla se le iluminan los ojos y las palabras  le salen del alma:

Los que estamos en esto sabemos valorar el sacrificio que han hecho nuestros antepasados taladrando, horadando los montes vírgenes, los pajonales, los pantanos, para hacer los viñedos. Más allá que no han quedado vestigios de los viñedos antiguos. Pero por ahí cuando vemos una parra   prendida y enroscada en un sauce hasta la cima buscando la luz del sol para sobrevivir,  me digo:" esta parra tiene más de 100 años", entonces con más fuerza y con más ahínco hago lo que estoy haciendo.
   Renzo Ruscitti  viñatero del fin del mundo
Los olvidados del río

Se los conoce como los  viñateros del río de la Plata, olvidados por  la historia vinícola de Argentina, se resisten a no perder una de sus señas de identidad, la de cultivar uvas. Uvas que fueron plantadas por sus antepasados a principios del siglo XIX inmigrantes Italianos, Españoles y Portugueses.

Su patria es la localidad  costera de  Berisso a unos 70 km al sur de la Capital de  Argentina, de exuberante vegetación, donde el río de la Plata se adentra hacia los pajonales formando el río Santiago junto a las Islas Paulino y Santiago, donde se pueden apreciar las quintas (parcelas) cultivadas de frutales, viñedos y hortalizas.

La uva originaria es Chinche también conocida con los nombres de Isabella o Lambrusca, se cultiva en parrales que  llegan  alcanzan los  2 metros de altura las crecidas del río  y las lluvias suelen ser frecuente inundando los viñedos, para  mitigar los daños  se hacen unos pequeños causes para que el agua discurre.

Su época de esplendor fue entre los años 1940  y 1950  con 70 familias que vivían de la elaboración de vino artesanal, llegando a producir un millón de litros por año. En principio de la década del 2000 se produce un abandono de las quintas,  sólo quedaron en pie unos pocos viñateros.

En el año 1999  la universidad nacional de La Plata  pone en marcha un exitoso  proyecto para la recuperación del vino de la Costa y su medio ambiente, proporcionando  asesoramiento,  en la actualidad se  cultivan 27 hectáreas de viñedo con una treintena de viñateros agrupados en una cooperativa en la que se elabora  y  se comercializa.

Sus vinos se elaboran en su gran mayoría con  la uva  Chinche,  apenas alcanzan los 10 grados de alcohol. Son vinos intensos en aromas, accesibles en boca y de buena acidez. Estos son algunos nombres de los  viñateros que se aferran a no dejar en el olvido  el vino de la costa de Berisso: Renzo Ruscitti, Osvaldo Paissan, Roberto Verón, Germán Pardini, Leonardo Corazza, Nicolás Matzkevich, Santiago Frezzini, Chango Galeán y Miguel Ruscitti.