En Arnoia, donde el río que lleva
su nombre, se encuentran montañas discontinuas de viñedos ancestrales,
estrechas vías, casas bajas de piedra en el camino, cruceiros que sobresalen e ilustran
esa mística falaz de un territorio
superior donde todo parece austero.
Luis Anxo Rodríguez, viticultor
que parece escuchar la voz del tiempo, con
sus vinos la historia se transforma en presente. Para conectar con sus
creaciones hay que mirar más allá de su persona, estamos antes un ser distinto
que tiene una conexión muy profunda con la
raíz de su lugar y lo revela a través de
sus vinos.
En mi época de servidor de vinos
en el restaurante Galileo, cuando solía
recomendar un vino de Luis Anxo, sobre todo los tintos, le decía al comensal
que cada copa iba a ser un sorbo de clima, transportándonos al entorno gallego,
imaginando que somos unos peregrinos caminando en otoño por el paisajes de Galicia,
con sensaciones de frío, niebla, castañas, bosques, humo, lluvia, hasta la nostalgia
de aldea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario